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Entonces oí otra voz del cielo, que decía:

«Ustedes son mi pueblo.
Salgan de Babilonia,
y no pequen como ella,
para que no caigan sobre ustedes
las terribles plagas que le vendrán.

»Son tantos sus pecados
que llegan hasta el cielo.
¡Dios no se ha olvidado
de ninguno de ellos!

»Hagan con ella todo lo malo
que ella hizo con otros;
háganle pagar el doble
de todo lo malo que hizo.

»Háganla pasar dos veces
por la misma amarga experiencia
que otros tuvieron por su culpa.

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